El ciclo litúrgico se abre con la venida de Jesús y culmina con la venida del Espíritu; el Padre está presente en todo
momento. Es lógico que se dedique una fiesta en honor de la Trinidad. Para ella
había que elegir textos que hablaran de las tres personas, al menos de dos de
ellas. Pero no pretenden darnos una lección de teología sino ayudarnos a
descubrir a Dios en las circunstancias más diversas. La primera, llena de
belleza y optimismo, en los momentos felices de la vida. La segunda, incluso en
medio de las tribulaciones, dándonos fuerza y esperanza. La tercera, en medio de las dudas,
sabiendo que nos iluminará.
Dios presente en la alegría (Proverbios
8, 22-31)
Del Antiguo Testamento se
ha elegido un fragmento del libro de los Proverbios que polemiza con la cultura
de la época helenística: ¿cuál es el origen de la sabiduría? Para muchos, es
fruto del pensamiento humano, tal como lo han practicado sobre todo los
filósofos griegos. Frente a esta mentalidad, el autor del texto de los
Proverbios afirma que la verdadera sabiduría es anterior a nuestras reflexiones
y estudios; y lo expresa presentándola junto a Dios muchos antes de la creación
del mundo, acompañándolo en el momento de crear todo.
Así dice
la sabiduría de Dios:
«El
Señor me estableció al principio de sus tareas,
al
comienzo de sus obras antiquísimas.
En un
tiempo remotísimo fui formada,
antes de
comenzar la tierra.
Antes de
los abismos fui engendrada,
antes de
los manantiales de las aguas.
Todavía
no estaban aplomados los montes,
antes de
las montañas fui engendrada.
No había
hecho aún la tierra y la hierba,
ni los
primeros terrones del orbe.
Cuando
colocaba los cielos, allí estaba yo;
cuando
trazaba la bóveda sobre la faz del abismo;
cuando
sujetaba el cielo en la altura,
y fijaba
las fuentes abismales.
Cuando
ponía un límite al mar,
cuyas
aguas no traspasan su mandato;
cuando
asentaba los cimientos de la tierra,
yo
estaba junto a él, como aprendiz,
yo era
su encanto cotidiano,
todo el
tiempo jugaba en su presencia:
jugaba
con la bola de la tierra,
gozaba
con los hijos de los hombres.
¿Por qué se eligió esta
lectura? San Pablo, en la primera carta a los Corintios, dice que Cristo es
“sabiduría de Dios” (1,24). Y la carta a los Colosenses afirma que en Cristo
“se encierran todos los tesoros del saber y del conocimiento” (Col 2,3). Este
fragmento del libro de los Proverbios, que presenta a la Sabiduría de forma
personal, estrechamente unida a Dios desde antes de la creación y también
estrechamente unida a la humanidad (“gozaba con los hijos de los hombres”)
parecía muy adecuado para recordar al Padre y al Hijo en esta fiesta.
Dios presente en los sufrimientos (Romanos 5, 1-5)
Curiosamente, en este texto, que menciona claramente a las tres personas, los grandes beneficiarios somos nosotros, como lo dejan claro las expresiones que usa Pablo: “hemos recibido”, “hemos obtenido”, “nos gloriamos”, “nuestros corazones”, “se nos ha dado”. Él no pretende dar una clase sobre la Trinidad, adentrándose en el misterio de las tres divinas personas, sino que habla de lo que han hecho por nosotros: salvarnos, ponernos en paz con Dios, darnos la esperanza de alcanzar su gloria, derramar su amor en nuestros corazones. Para Pablo, estas ideas no son especulaciones abstractas, repercuten en su vida diaria, plagada de tribulaciones y sufrimientos. También en ellos sabe ver lo positivo.
Hermanos: Ya
que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios,
por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe
el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la
esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Más aún, hasta nos gloriamos en
las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la
constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda,
porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu
Santo que se nos ha dado.
Dios presente en las dudas (Juan
16, 12-15)
El evangelio también
menciona a Jesús, al Espíritu y al Padre, aunque la parte del león se la lleva
el Espíritu, acentuando lo que hará por nosotros: “os guiará hasta la verdad
plena”, “os comunicará lo que está por venir”, “os lo anunciará”.
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Muchas
cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando
venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena.
Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que
está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá
comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que
tomará de lo mío y os lo anunciará.
Pienso que el texto se ha
elegido porque habla de las relaciones entre las tres personas. El Espíritu
glorifica a Jesús, y todo lo recibe de él. Por otra parte, todo
lo que tiene el Padre es de Jesús. Tampoco Juan
pretende dar una clase sobre la Trinidad, aunque empieza a tratar unos temas
que ocuparán a los teólogos durante siglos.
Para entender el texto
conviene recordar el momento en el que pronuncia Jesús estas palabras. Estamos
en la cena de despedida, poco antes de la pasión. Sabe que a los discípulos les
quedan muchas cosas que aprender, que él no ha podido enseñarles todo. Surgirán
dudas, discusiones. Pero la solución no la encontrarán en el puro debate
intelectual y humano, será fruto del Espíritu, que irá guiando hasta la verdad
plena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario