Los textos del domingo pasado
dejaban claro el tono alegre del Adviento. Y los de este domingo lo acentúan
todavía más. “Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate de
todo corazón, Jerusalén”, comienza la 1ª lectura. Su eco lo recoge el Salmo:
“Gritad jubilosos, habitantes de Sión: Qué grande es en medio de ti el
Santo de Israel”. La carta a los Filipenses mantiene la misma tónica:
“Hermanos: Estad siempre alegres en el Señor; os repito, estad siempre
alegres.” Y el evangelio termina hablando de la Buena Noticia; y las buenas
noticias siempre producen alegría. Pero, ¿anuncia Juan realmente una Buena
Noticia?
En aquel tiempo la gente preguntaba a
Juan:
− ¿Entonces qué hacemos?
Él contestó:
− El que tenga dos túnicas, que se las
reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.
Vinieron también a bautizarse unos
publicanos y le preguntaron:
− ¿Maestro, qué hacemos nosotros?
Él les contestó:
− No exijáis más de lo establecido.
Unos militares le preguntaron:
− ¿Qué hacemos nosotros?
Él les contestó:
− No hagáis extorsión ni os aprovechéis
de nadie, sino contentaos con la paga.
El pueblo estaba en expectación, y todos
se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dejo a todos:
− Yo os bautizo con agua; pero viene uno
que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os
bautizará con el Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para
aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una
hoguera que no se apaga.
Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba
al pueblo y le anunciaba la Buena Noticia.
La
Lotería de Navidad, las elecciones y Juan Bautista
Quedan pocos
días para la Lotería de Navidad. La buena noticia es que toque, terminar
teniendo más de lo que tenemos. En cambio, Juan anima a compartir lo que
tenemos, a terminar teniendo menos. "El que tenga dos túnicas, que se las
reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo."
Estamos en
vísperas de elecciones. El candidato “bueno” es el que anuncia mejoras
salariales, reducción de impuestos, estado de bienestar. ¿Qué candidato se
atreve a exigir a los distintos colectivos más honradez y responsabilidad en el
cumplimiento de sus obligaciones y a no pedir mejoras salariales? En cambio,
Juan Bautista exige a los recaudadores de impuestos no exigir más de lo
establecido y a los militares no extorsionar a nadie y contentarse con su paga.
Quien imagine
que Juan va a perder las elecciones con ese programa, se equivoca. Al
contrario, la gente se pregunta si no será el candidato ideal, el Mesías. Pero
él lo niega. En esta campaña electoral, él se limita a pegar carteles, a
bautizar con agua. El verdadero candidato, el Mesías, vendrá después y pondrá
en práctica esa profunda reforma que anhela el pueblo: desaparición de los
romanos y de los judíos perversos que los apoyan, libertad y bienestar para el
pueblo oprimido. En el lenguaje duramente poético de Juan, Judá es una era, y
el Mesías vendrá a separar la paja del grano, a guardar el grano y quemar la
paja.
¿Es esto una
buena noticia? Indudablemente. Así lo interpreta el pueblo. No importa si le
exigen renuncias y compromisos, porque también le ofrecen un futuro
esperanzador.
Nuestra
respuesta a la Buena Noticia
Mateo
y Marcos, cuando presentan a Juan Bautista exhortando a convertirse no
concretan qué implica eso en la práctica. Lucas aterriza en cosas muy
concretas: compartir el vestido y la comida (hoy añadiríamos, el dinero),
honradez y responsabilidad en nuestras tareas como ciudadanos. Es la mejor forma
de vivir el Adviento. Pero las otras lecturas nos imponen otros tres
compromisos: alegría mesura y oración.
Alegría.
Sofonías la justifica por el cambio de fortuna de Jerusalén: de ciudad
conquistada y en manos de los enemigos, a ciudad libre, con Dios como rey. Ya
que esta promesa dista mucho de la realidad actual de Israel, más vale no
insistir en esta lectura. Más instructivo el punto de vista de Pablo. Escribe a
una comunidad muy pobre, que va creciendo en ambiente hostil. Pero debe estar
siempre alegre, confiando en la pronta vuelta del Señor.
Mesura.
“Que vuestra mesura
la conozca todo el mundo”, pide Pablo a los Filipenses. En el contexto
navideño, cabe la tentación de interpretar la mesura como una advertencia
contra el consumismo. Sin embargo, el adjetivo que usa Pablo (evpieike.j) tiene un
sentido distinto. Se refiere a la bondad, amabilidad, mansedumbre en el trato
humano, que debe ser semejante a la forma amable y bondadosa en que Dios nos
trata.
Oración.
“En toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras
peticiones sean presentadas a Dios.” En pocas palabras, Pablo traza un gran
programa a los Filipenses. Una oración continua, “en toda ocasión”; una oración
que es súplica pero también acción de gracias; una oración que no se avergüenza
de pedir al Señor a propósito de todo lo que nos agobia o interesa.
Los
textos de Sofonías y Pablo
Lectura de la profecía de
Sofonías 3,14-18
Regocíjate, hija de
Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha
cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de
Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán de Jerusalén: "No
temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es
un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con
júbilo como en día de fiesta."
Lectura de la carta del
apóstol san Pablo a los Filipenses 4,4-7
Hermanos: Estad siempre alegres en el Señor; os repito, estad siempre
alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada
os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de
gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que
sobre pasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos
en Cristo Jesús.
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