El libro bíblico de
los Números no lo escribió san Francisco de Asís
La primera lectura de hoy dice:
El Señor habló a Moisés:
Di a Aarón y a sus hijos: Ésta es la
fórmula con que bendeciréis a los israelitas: "El Señor te bendiga y te
proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en
ti y te conceda la paz." Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y
yo los bendeciré.»
Hay personas convencidas de
que esta bendición es de san Francisco de Asís. La escribió muchos siglos antes
un autor bíblico para que la pronunciaran los sacerdotes sobre los israelitas.
Se encuentra en el libro de los Números, capítulo 6, versículos 22-27. Es tan
breve, clara y profunda que cualquier comentario sólo sirve para estropearla.
Feliz Año Viejo
La segunda lectura nos hace pensar
no en lo que va a venir, sino en lo que ya ha ocurrido, el regalo que Dios nos
ha hecho a través de su Jesús, haciéndonos hijos suyos y herederos.
Tres actitudes para el nuevo año (Lucas 2,16-21)
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y
encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo,
contaron lo que les habían dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban
de lo que les decían los pastores.
Y María conservaba todas estas
cosas, meditándolas en su corazón.
Los pastores se volvieron dando
gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían
dicho.
Al cumplirse los ocho días, tocaba
circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el
ángel antes de su concepción.
El texto relaciona dos
acontecimientos muy distintos, separados por ocho días de distancia. El
primero, la visita de los pastores, es lo mismo que leímos el 25 de diciembre
en la segunda misa, la del alba. En la escena se distinguen diversos
personajes: empieza y termina con los pastores, que corren a Belén y vuelven alabando y dando gloria a Dios; está
también presente un grupo anónimo, que podría entenderse como referencia a la
demás gente de la posada, pero que probablemente nos representa a todos los
cristianos, que se admiran de
lo que cuentan los pastores. Finalmente, el personaje más importante, María,
que conserva lo escuchado y medita
sobre ello.
Estas tres actitudes se complementan:
la admiración lleva a la meditación y termina en la alabanza de Dios. Tres
actitudes muy recomendables para el próximo año.
La segunda escena tiene lugar ocho
días más tarde. Algo tan importante y querido para nosotros como el nombre de
Jesús lo cuenta Lucas en poquísimas palabras. Su sobriedad nos invita a
reflexionar y dar gracias por todo lo que ha supuesto Jesús en nuestra vida.
En vez de
propósitos y buenos deseos, una buena compañía
El comienzo de año es un momento
ideal para hacer promesas que casi nunca se cumplen. También se formulan deseos
de felicidad, generalmente centrados en la clásica fórmula: salud, dinero y
amor. La liturgia nos traslada a un mundo
muy distinto. Abre el año ofreciéndonos la compañía de Dios Padre, que nos bendice
y protege, de Jesús, que nos salva, de María, que medita en todo lo ocurrido.
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