miércoles, 18 de enero de 2017

Comienzo de la actividad de Jesús. Domingo tercero Tiempo Ordinario. Ciclo A


En los dos domingos anteriores estuvimos junto al río Jordán, recordando el bautismo de Jesús y el testimonio que ofreció de él Juan Bautista. La liturgia da ahora un salto notable. Omite las tentaciones de Jesús (que se leerán el primer domingo de Cuaresma) y nos sitúa en un momento posterior, cuando Herodes, molesto por la predicación de Juan, decide meterlo en la cárcel. Lo que ocurre a continuación lo cuenta el evangelio de Mateo del modo siguiente (Mt 4,12-23). Este pasaje podemos dividirlo en tres partes.

1. La actividad inicial de Jesús

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaúm, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.» Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
           
            Quien se sienta desconcertado por la presentación inicial de Jesús, poniéndose en la fila de los pecadores para bautizarse, tiene motivos para desconcertarse todavía más al leer los comienzos de su actividad. Dicho en palabras muy rápidas, lo primero que hace es huir; lo segundo, actuar en la región más olvidada; lo tercero, repetir al pie de la letra la predicación de Juan Bautista. Pero todo esto encierra un misterio que Mt nos ayuda a desentrañar. Una vez más, para comprender este pasaje conviene compararlo con el de Marcos, que presenta los hechos del siguiente modo.

«Cuando detuvieron a Juan, Jesús se fue a Galilea a pregonar de parte de Dios la buena noticia. Decía: Se ha cumplido el plazo, el reinado de Dios está cerca. Arrepentíos y creed la buena noticia».

            La breve noticia de Marcos contiene tres datos: 1) momento en que comienza a actuar Jesús; 2) lugar de su actividad (Galilea); 3) contenido de su predicación. Mt modifica el primero y el tercero y amplía el segundo.

            Momento de actividad

            Es una pena que los evangelistas sean tan sobrios, porque el primer dato resulta más profundo de lo que parece a primera vista. Jesús no empieza a actuar hasta que encarcelan a Juan Bautista. Como si ese acontecimiento despertase en él la conciencia de que debe continuar la obra de Juan.
            Nosotros estamos acostumbrados a ver a Jesús de manera demasiado divina, como si supiese perfectamente lo que debe hacer en cada instante. Pero es muy probable que Dios Padre le hablase a Jesús igual que nos habla a nosotros, a través de los acontecimientos. Y el gran acontecimiento es la desaparición de Juan Bautista y la necesidad de llenar su vacío.
            Pero hay una diferencia muy sutil entre Mc y Mt. Según Mc, en cuanto encarcelan a Juan comienza Jesús a predicar. Según Mt, lo primero que hace Jesús es retirarse a Nazaret. Desde un punto de vista histórico y psicológico parece una interpretación más adecuada, que abre paso también a una visión más humana de Jesús, como si se tomase un tiempo de reflexión y decisión.

            Lugar de actividad

            Mc decía simplemente que «Jesús se fue a Galilea». La elección del lugar de actividad es sorprendente, más aún que en el caso de Juan Bautista. Juan no predica su mensaje de penitencia en Jerusalén, pero el lugar donde actúa está lleno de reminiscencias simbólicas. El desierto es el lugar donde se espera la manifestación de Dios. Jesús se retira a una región que carece de importancia dentro de la historia judía, incluso conocida con el despreciativo nombre de «Galilea de los paganos».
            Desde un punto de vista histórico, la elección de Galilea por parte de Jesús tiene sus ventajas y sus riesgos. Ventajas: moverse en una región conocida, y la posibilidad de escapar fácilmente hacia el norte en caso de persecución. Riesgo: proclamar su mensaje en la zona más politizada de Palestina, en un ambiente bastante revolucionario, que se presta a graves conflictos.
            Dentro de Galilea, escoge Cafarnaúm, ciudad de pescadores, campesinos y comerciantes, lugar de paso, que le permite el contacto con gran variedad de gente y un fácil acceso a los pueblecitos cercanos.
            Sin embargo, Mt ve las cosas de forma distinta que el historiador moderno. La elección de Galilea le recuerda una profecía de Isaías (1ª lectura), en la que se habla de las terribles desgracias sufridas por esa región durante la invasión asiria del siglo VIII a.C. y se le anuncia la salvación para el futuro.
            Para Mateo, lo esencial es que Jesús no va a dirigirse a la gente importante, a los que pueden cambiar el mundo, sino a "los que habitan en tinieblas", "los que habitaban en tierra y sombra de muerte". La gente más despreciada y olvidada (campesinos y pescadores) será el primer auditorio de Jesús. Para ellos se convierte en una "gran luz".

            El mensaje inicial

            Mc dice: «Se ha cumplido el plazo, el reinado de Dios está cerca. Arrepentíos y creed la buena noticia». La fuerza recae en la inminencia del reinado de Dios, con lo que supone de buena noticia que exige el arrepentimiento. Estas palabras podían provocar la impresión ‒y de hecho la crearon‒ de que el fin del mundo era inminente. Las primeras comunidades cristianas vivieron casi con angustia esta sensación.
            Mt, que escribe hacia los años 70/80, quiere evitar este equívoco y, al mismo tiempo, subrayar la idea del arrepentimiento. Para ello, las dos afirmaciones de Mc las resume en una sola: «arrepentíos, que el reinado de Dios está cerca». Al suprimir las palabras «se ha cumplido el plazo» evita la impresión de que el fin del mundo es inminente.
            Por otra parte, aunque este resumen del mensaje coincide por completo con el de Juan Bautista (3,2), no debemos interpretarlo como falta de originalidad por parte de Jesús, sino como un acuerdo básico con la predicación de Juan. Ambos coinciden en lo esencial y esto debe provocar en el lector del evangelio el interés por el tema. De hecho, Mt esta insinuando aquí lo que será el contenido primario del mensaje de Jesús: en qué consiste el Reino de Dios y cómo se puede formar parte de él.

2. Los primeros discípulos

Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo:
            ‒ Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.
            Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
            Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

            La segunda escena es capital para comprender a Jesús. Desde el primer momento busca unos discípulos que le acompañen y ayuden en su tarea. No es el predicador solitario, ni el individualista que piensa poder hacerlo todo por sí solo.
            En este contexto encaja el llamamiento de los cuatro primeros discípulos: Pedro y Andrés, Santiago y Juan. Mateo, siguiendo a Marcos, presenta los hechos de la forma más normal del mundo. «Paseando junto al lago de Galilea vio a dos hermanos...» Esto provoca extrañeza en el lector. ¿Es posible que cuatro muchachos sigan a Jesús sin conocerlo? Quien ha leído el evangelio de Juan sabe que Jesús los conoció cuando el bautismo.
            Pero estos detalles psicológicos e históricos no les interesan a Mt y Mc, que prefieren presentar de forma radical el seguimiento de Jesús. El relato de Mt es casi idéntico al de Mc. Sólo hay una diferencia de detalle, que puede parecer mínima, pero que considero significativa. Mc dice que Santiago y Juan, al ser llamados por Jesús, «dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él». Mt suprime la mención de los jornaleros, con lo cual la escena resulta más dura para el padre y los hijos. Resuena aquí el tema del seguimiento de Jesús, que será esencial en el evangelio.

3. Resumen

Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.

            Esta frase tan breve puede pasar desapercibida. Pero supone un complemento esencial a lo dicho en el punto 1. Allí, la actividad de Jesús se centra en la enseñanza. Aquí, la enseñanza va acompañada de la acción: recorre, enseña, proclama, cura.
            Curar enfermedades y dolencias ocupa gran parte del tiempo de Jesús. Hace dos domingos, Pedro resumía todo con las palabras: «pasó haciendo el bien».
            Pero hay en este resumen algo que generalmente no valoramos: Recorría toda Galilea. Supone esfuerzo, sacrificio, pasar de 38º en el lago a pueblecillos nevados en invierno. Por eso añado un complemento sobre esta región tan importante en la vida de Jesús.

COMPLEMENTO: GALILEA


       
     «Quedaba comprendida entre el Jordán, el Líbano, la llanura fenicia, el monte Carmelo y la llanura de Yezrael. Sus dimensiones eran 70 km de largo por 40 de ancho. Según Josefo estaba dividida en dos regiones, la Alta y la Baja, delimitadas geográficamente por el valle que corre hacia Tolemaida (Acco). La Alta Galilea se sitúa entre los 600 y los 1200 m con el Jermak como altura máxima. En cambio, la Baja Galilea está entre los 300 y los 600 m: el monte más alto, el Tabor, tiene 588 m.
En la Baja Galilea comienza Jesús su actividad y en ella reside la mayor parte del tiempo. No debemos imaginarla como una zona pobre y marginada. La antigua alusión que encontramos en el libro de Isaías (“Galilea de los paganos”) ha jugado una mala pasada a muchos lectores del evangelio. Es cierto que en el Antiguo Testamento Galilea cuenta muy poco. Pero en tiempos de Jesús era una zona rica, importante y famosa, como afirma Flavio Josefo en el libro tercero de la Guerra judía (BJ III, 41-43).
Wilkinson admite para Séforis una población de 50.000 habitantes; Josefo indica 40.000 para Tariquea y Jotapata; y para Jaffa, el “pueblo” más grande de Galilea, muy cercano a Nazaret, 17.130 personas. Según Wilkinson, ya que Josefo habla de 204 pueblos, admitiendo un promedio de 500 habitantes, tendríamos unos 365.000 para toda Galilea.
Más importante que el número es la población en sí misma. Galilea, tras numerosas vicisitudes, en tiempo de Jesús se ha estabilizado como región judía. Sólo en Séforis y Tiberíades abunda el elemento pagano. Sin embargo, los judíos del sur no sentían gran estima de los galileos: “Si alguien quiere enriquecerse, que vaya al norte; si desea adquirir sabiduría, que venga al sur”, comentaba un rabino orgulloso. Y el evangelio de Juan recoge una idea parecida, cuando los sumos sacerdotes y los fariseos dicen a Nicodemo: “Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta” (Jn 7,52).»

Tomo estos párrafos de José Luis Sicre, El cuadrante. Parte II - La apuesta, Editorial Verbo Divino, Estella 1997, p. 45-46. Todo el capítulo 2 de esa obra lo dedico a “La tierra que conoció Jesús” (págs. 29-52).



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