Un relato
aparentemente sencillo
El evangelio de este
domingo (la curación del ciego Bartimeo) parece, a primera vista, muy fácil de
entender: uno más de los milagros que hace Jesús a lo largo de su vida.
En aquel
tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego
Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo
limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: "Hijo de David,
Jesús, ten compasión de mí." Muchos lo regañaban para que se callara. Pero
él gritaba más: "Hijo de David, ten compasión de mí." Jesús se detuvo
y dijo: "Llamadlo." Llamaron al ciego, diciéndole: "Ánimo,
levántate, que te llama." Soltó el manto, dio un salto y se acercó a
Jesús. Jesús le dijo: "¿Qué quieres que haga por ti?" El ciego le
contestó: "Maestro, que pueda ver." Jesús le dijo: "Anda, tu fe
te ha curado." Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.
Pero con
detalles curiosos
1. Bartimeo llama a Jesús “hijo de David”. Es la única
persona que le da este título en el evangelio de Mc. “Hijo de David”, aplicado
a Jesús, puede tener dos sentidos: a) Jesús es el Mesías esperado, el rey de
Israel; aunque inmediatamente antes haya hablado de su muerte, de que ha venido
a servir, no a ser servido, el ciego confiesa su fe en la dignidad de Jesús y
en su poder de curarlo. b) Jesús es igual que Salomón (el hijo de David más
famoso), al que las leyendas posteriores terminaron atribuyendo poder de
curaciones; en este sentido se usa con más frecuencia en el evangelio de Mateo.
2. La actitud del ciego, que grita cada vez más fuerte,
aunque la gente le mande callar. Marcos indica, con cierta ironía, que las
mismas personas que lo mandan callar son las que luego lo animan a levantarse e
ir hacia Jesús. Pero lo importante es la petición que repite: “ten compasión de
mí”, que se concretará luego en poder ver.
3. Es curioso que se cuente que “soltó el manto” antes de
acercarse a Jesús. Parece un detalle innecesario. Sin embargo, recuerda lo que
se ha dicho al comienzo del evangelio a propósito de los primeros discípulos,
que “dejando las redes, lo siguieron” (Mc 1,18).
4. Aunque Bartimeo piensa que Jesús puede curarlo, Jesús
le dice “tu fe te ha curado”, poniendo de relieve la importancia de la fe.
5. Este es el único caso en todo el evangelio en el que
una persona, después de ser curada, sigue a Jesús por el camino. Aunque el
texto no lo dice, lo sigue hacia Jerusalén, hacia la muerte y la resurrección.
El relato
en el conjunto del evangelio
Cuando leemos este relato en el conjunto del evangelio de
Marcos nos damos cuenta de que tiene una importancia enorme.
1. Este episodio cierra una larga sección del evangelio
en la que Jesús ha ido formando a sus discípulos sobre los temas más diversos:
los
peligros que corren (ambición, escándalo, despreocupación por los pequeños), las
obligaciones que tienen (corrección fraterna, perdón) y el desconcierto que
experimentan ante las ideas de Jesús a propósito del matrimonio, los niños y la
riqueza. Después de todas esas enseñanzas, el discípulo puede sentirse como
ciego, incapaz de ver y pensar como Jesús.
2.
En este contexto, la actitud de Bartimeo, gritando insistentemente a Jesús que
se compadezca de él, es un símbolo de la actitud que debemos tener cuando no
acabamos de entender o no somos capaces de practicar lo que Jesús enseña.
Pedirle que seamos capaces de ver y de seguirle incluso en los momentos más
difíciles.
1ª
lectura: una imagen vale más que mil palabras
El texto de Jeremías
pretende consolar al pueblo de Israel, desterrado primero por los asirios y
luego por los babilonios, prometiéndole que volverá del norte y de los confines
de la tierra. Incluso las personas menos capacitadas para moverse (ciegos,
cojos, preñadas, recién paridas), volverán a la patria. Las antiguas penas se
transformarán en grandes consuelos.
Así dice
el Señor: "Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los
pueblos: proclamad, alabad y decid: El Señor ha salvado a su pueblo, al resto
de Israel. Mirad que yo os traeré del país del norte, os congregaré de los
confines de la tierra. Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas: una
gran multitud retorna. Se marcharon llorando, los guiaré entre consuelos: los
llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán. Seré un
padre para Israel, Efraín será mi primogénito."
La relación de la
primera lectura con el evangelio es muy escasa. Este texto de Jeremías quizá se
ha elegido porque habla de ciegos que vuelven a Jerusalén, igual que Bartimeo sigue
a Jesús hacia Jerusalén. Sin embargo, la actual tragedia de los refugiados
ayuda a valorar ese mensaje de esperanza.
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